SIN CAMINOS HACIA DIOS
2 Adviento – A (Mateo 3,1-12)
Evangelio del 4 / Dic / 2022
Publicado por Coordinador – Mario González Jurado
evangelio, Pagola

en una forma de vida en la que no puede aparecer la pregunta por el sentido último de la
existencia. Más que de increencia deberíamos hablar en estos casos de una falta de condiciones
indispensables para que la persona pueda adoptar una postura creyente o increyente.
Son hombres y mujeres que carecen de una «infraestructura interior». Su estilo de vida les impide
ponerse en contacto un poco profundo consigo mismos. No se acercan nunca al fondo de su ser.
No son capaces de escuchar las preguntas que surgen desde su interior.
Sin embargo, para adoptar una postura responsable ante el misterio de la vida es indispensable
llegar hasta el fondo de uno mismo, ser sincero y abrirse a la vida honestamente hasta el final.
Tras la crisis religiosa de muchas personas, ¿no se encierra con frecuencia una crisis anterior? Si
tantos parecen alejarse hoy de Dios, ¿no es porque antes se han alejado de sí mismos y se han
instalado en un nivel de existencia donde ya Dios no puede ser escuchado?
Cuando alguien se contenta con un bienestar hecho de cosas, y su corazón está atrapado solo
por preocupaciones de orden material, ¿puede acaso plantearse lúcidamente la pregunta por
Dios?
Cuando una persona anda buscando siempre la satisfacción inmediata y el placer a cualquier
precio, ¿puede abrirse con hondura al misterio último de la existencia?
Cuando uno vive privado de interioridad, esforzándose por aparentar u ostentar una determinada
imagen de sí mismo ante los demás, ¿puede pensar sinceramente en el sentido último de su
vida?
Cuando una persona vive volcada siempre hacia lo exterior, perdiéndose en las mil formas de
evasión y divertimiento que ofrece esta sociedad, ¿puede encontrarse realmente consigo misma y
preguntarse por su último destino?
«Preparad el camino al Señor». Este grito de Juan Bautista no ha perdido actualidad. Seamos
conscientes o no de ello, Dios está siempre viniendo a nosotros. Podemos de nuevo encontrarnos
con él. La fe se puede despertar otra vez en nuestro corazón. Lo primero que necesitamos es
encontrarnos con nosotros mismos con más hondura y sinceridad.
José Antonio Pagola