Hay tres datos en la biografía de este guipuzcoano de Añorga, nacido hace más de 70 años en el seno de una familia numerosa, que han configurado toda su vida: la presencia de su madre, la celebración del Concilio Vaticano II y su paso por l’ École Biblique de Jerusalén. Recuerda que aprendió más el Evangelio con su ‘ama’ en la cocina de casa que de los catedráticos de Roma y Jerusalén. Más tarde, sus estudios en la Ciudad Eterna, coincidiendo con la cita conciliar convocada por Juan XXIII, siguieron forjando la sensibilidad y el carácter de uno de “los presbíteros que nos ordenamos para convertir la Iglesia al Evangelio”. Finalmente, su estancia en Tierra Santa despertó en él “la pasión por los profetas de Israel y por Jesús”.
Con este ‘triple bagaje’ a sus espaldas, José Antonio Pagola ha sido luego profesor de Cristología, rector del Seminario de San Sebastián, vicario general de la diócesis donostiarra durante más de dos décadas y, actualmente, dirige el Instituto de Teología y Pastoral, pero, sobre todo, reconoce tener ahora “la suerte de poder dedicarme a estudiar y dar a conocer a Jesús”. Ya lo hizo allá por los 80, cuando publicó Jesús de Nazaret. El hombre y su mensaje, con más de una decena de ediciones. Sin embargo, cuando hace ocho años dejó la Vicaría, se planteó tres prioridades: “No perder el tiempo dedicándome a cualquier cosa; comunicar sólo aquello en lo que creo de verdad; y, lo más importante, volver a Jesús”. Y decide “estudiar y hablar sólo de Jesús”. Fruto de ese esfuerzo son las miles de horas, retirado en su apacible y familiar rincón de ‘Villa Gentza’ –con las Hermanas de la Caridad de Santa Ana– dedicadas a “tallar” esta Aproximación histórica a la figura de Jesús, un trabajo con el que “he gozado mucho y he sufrido mucho”. Disfrute, porque ha podido conocer “de manera mucho más viva y concreta cómo era Jesús”. Y dolor, “al verme tan lejos de él y comprobar las grandes desviaciones e infidelidades de los cristianos”.