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Nuestros Errores

Confianza total y docilidad incondicional

Cuaresma Ciclo A

La vida entera de Jesús transpira esa confianza en Dios, su Padre. Todo lo hace movido por esa actitud genuina, limpia, espontánea, de confianza en él. No se apoya en la religión del Templo ni en las doctrinas de los maestros de la Ley. Su confianza en el Padre le hace vivir de manera creativa, innovadora y audaz. Libre de cualquier tradición, costumbre o norma que le pueda impedir abrir caminos al reino de Dios. Su fe en el Padre es absoluta. Por eso le apena tanto la «poca fe» de sus discípulos. Con esa fe pequeña y raquítica no podrán seguir sus pasos. Por eso les repetirá una y otra vez de diversas maneras: «No tengáis miedo… Confiad».

Esta confianza genera en Jesús una docilidad incondicional a su Padre querido. Solo busca cumplir su voluntad. Es lo primero para Jesús. Nada ni nadie lo apartará de su fidelidad al Padre. Como hijo bueno busca ser la alegría de su Padre querido, como hijo fiel vivirá identificándose con él e imitando siempre su modo de actuar. En labios de Jesús nunca aparecen los términos «obediencia» ni «obedecer». Su actitud ante el Padre no consiste en cumplir «leyes» dictadas por él, sino en vivir identificado con él buscando siempre lo que más le agrada: la vida plena de sus hijos.

José Antonio Pagola
Jesús, Maestro interior. 3. Recuperar la confianza 27-29

1 Cuaresma – A (Mateo 4,1-11)

Evangelio del 26 / Feb / 2023

Publicado por Coordinador – Mario González Jurado

evangelioPagola

 

Toda persona que no quiera vivir alienada ha de mantenerse lúcida y vigilante ante los posibles errores que puede cometer en la vida.
Una de las aportaciones más válidas de Jesús es poder ofrecer a quien le conoce y sigue la posibilidad de ser cada día más humano. En Jesús podemos escuchar el grito de alerta ante los graves errores en que podemos caer a lo largo de la vida.

El primer error consiste en hacer de la satisfacción de las necesidades materiales el objetivo absoluto de nuestra vida; pensar que la felicidad última del ser humano se encuentra en la posesión y el disfrute de los bienes.
Según Jesús, esa satisfacción de las necesidades materiales, con ser muy importante, no es suficiente. El hombre se va haciendo humano cuando aprende a escuchar la Palabra del Padre, que le llama a vivir como hermano. Entonces descubre que ser humano es compartir, y no poseer; dar, y no acaparar; crear vida, y no explotar al hermano.

El segundo error consiste en buscar el poder, el éxito o el triunfo personal, por encima de todo y a cualquier precio. Incluso siendo infiel a la propia misión y cayendo esclavo de las idolatrías más ridículas.
Según Jesús, la persona acierta no cuando busca su propio prestigio y poder, en la competencia y la rivalidad con los demás, sino cuando es capaz de vivir en el servicio generoso y desinteresado a los hermanos.

El tercer error consiste en tratar de resolver el problema último de la vida, sin riesgos, luchas ni esfuerzos, utilizando interesadamente a Dios de manera mágica y egoísta.
Según Jesús, entender así la religión es destruirla. La verdadera fe no conduce a la pasividad, la evasión y el absentismo ante los problemas. Al contrario, quien ha entendido un poco lo que es ser fiel a un Dios, Padre de todos, se arriesga cada día más en la lucha por lograr un mundo más digno y justo para todos.

José Antonio Pagola

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